02 abril, 2015

Una mañana de fotos


Hay días que simplemente te sientes más inspirada que otros, o quizás tu mente está libre de pensamientos inútiles que nublan el espacio infinito que tu mente destina a ver aquello que hay más allá de lo común. Sin más, cuando hay niebla, nos cuesta ver.

Son las 13 de la mediodía. Esa semana terminamos al fin la mudanza, las cosas empiezan a centrarse en el nuevo trabajo, y al fin tenemos un rato para nosotros. Y si bien, aún quedan nubes, la niebla empieza a disiparse.
Nosotros, yo y mi chico, decidimos salir a dar un paseo para explorar los nuevos alrededores. 
Cojo la cámara sin ninguna pretensión, simplemente, por si veo algo interesante. 
Que regalo este el de coger la cámara sin obligación alguna, sin tensiones, solo disfrutando del momento presente.

Andamos 20 metros. Hay un parking cerca. Lo exploramos. Es fin de semana, y está vacío por completo.
La luz regala unas sombras que mimetizan casi por completo con las ramas del árbol.




Seguimos andando. Estamos casi a las afueras de Madrid se podría decir, próximos a Barajas. La contaminación informativa no ha llegado todavía, algo que agradecemos. 






Nos rodean fábricas, oficinas, urbanizaciones familiares, descampados... Aunque poco a poco el barrio crece...
Siento como si se librase una batalla entre aquellas zonas libres de cemento y los titanes que amenazan destruirlas. 


Lo veo.






Pero son más... y ya han ganado una batalla.
Veo estas grúas amenazantes, como si se tratasen de soldados a las órdenes de un sistema antinatural.




La batalla, como siempre, se libra oculta al público en general, tras unos muros irónicamente verdes.











Gigantes... se me antojan cual molinos en épocas quijotescas. Solo que no veo Quijote alguno.
Los transeúntes pasean inadvertidos de la batalla que poco a poco consume la fuente que nos da oxígeno y vida, convirtiéndolos en sombras, siluetas de aquello que realmente podrían ser.






Esta realidad no es más que un juego de luces y sombras, de idas y venidas. 
Una ilusión en la que bueno y malo es subjetivo y dónde la experiencia marca una diferencia.




La violación a la esencia de este planeta y sus seres es exagerada e innegable. 
Y aún así todo tiene un por qué, todo es como tiene que ser, y no dejo de ver paralelismos entre lo natural y este universo antrópico que el hombre crea a su alrededor, en una especie de huida del universo real que se encuentra en su interior.








Es curioso. 
Al igual que como es arriba es abajo, veo como aquí, también todo acaba teniendo su homólogo.
 Espejos que hablan a la experiencia de aquellos que ven o quieren ver, que quieren ser mejores y dejar de cometer los mismos errores, una y otra vez.

El camino es largo, y los muros de la ilusión siguen ocultando una verdad incómoda para el cómodo, que prefiere ser sombra.




Por suerte de vez en cuando la realidad asoma.
Espero que asome a tiempo de no terminar viendo a los árboles como animales encerrados en Zoos, como especies en peligro de extinción.
No puedo dejar de ver a este árbol como si fuera una jirafa que asoma por encima del cercado...




En fin... reflexiones en voz alta de una mañana de fotos...




5 comentarios:

  1. què bonic! y muy inspirador... :)

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  2. Un paseo requetebién aprovechado. Las grúas pluma con el árbol, en b&n, estupendas! Ah, las grúas, si no puedes evitarlas en el paisaje, fenomenal aprovechar e incorporarlas y darles protagonismo, per se. Saludines :)

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    1. Muchísimas gracias por pasarte y comentar Meri! :D
      Esas ramas análogas a esas gruas, sin duda las vi enfrascadas unas contra otras en una batalla territorial. Pienso que el color distraía un poco del concepto, y por eso la puse en byn, me alegro que te guste! :D :D
      Un abrazooooooooo!!

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  3. Contigo, siempre descubro mas lugares para mirar de nuevo con interes.

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